Los problemas de salud mental, en muchas ocasiones, son un síntoma más de enfermedades orgánicas que se pueden manifestar de muy diversas formas. El Psiquiatra, como médico, es el profesional sanitario más capacitado para realizar este diagnóstico diferencial.

En cualquier caso, el diagnóstico de los problemas de salud y trastornos mentales, puede resultar en ocasiones sumamente difícil, por lo que el médico psiquiatra, en ocasiones, puede solicitar la ayuda de otros profesionales como los psicólogos clínicos que, mediante instrumentos de psicodiagnóstico, realizan valiosas aportaciones a la complejidad del proceso diagnóstico.

Una vez establecido un adecuado diagnóstico clínico de los problemas de Salud Mental (situaciones de crisis y ansiedad, trastornos afectivos, psicosis, alteraciones de la personalidad, etc.), nuestra actuación pasa por definir, de manera conjunta con el paciente y su familia (cuando corresponda), un plan terapéutico que trate de cubrir las necesidades y expectativas de la persona enferma.

Las terapias fundamentales incluyen los tratamientos psicofarmacológicos y psicoterapéuticos que deben de realizarse de forma global y coordinada, contando con la intervención de psicoterapeutas especializados en las áreas a tratar, cuando se estima necesario.

Tan importante en muchas ocasiones como el tratamiento especializado, bien farmacológico o psicoterapéutico, es el hecho mismo del acompañamiento del paciente durante la enfermedad. La propia relación terapéutica de ayuda en un clima de confianza, es la base fundamental sobre la que articular cualquier actuación médica o psicológica.

La colaboración, corresponsabilidad y participación activa de la persona que sufre un problema de salud mental, sobre todo en los procesos de rehabilitación psicosocial subsecuentes a la enfermedad, resultan básicas para conseguir una total recuperación personal, social y funcional.